Los fanáticos del Maestro estamos de enhorabuena. No solo ha anunciado que no se va a retirar sino que ya tenemos fechas para la próxima gira, cercano como está a los 84 años y, para rematar, se va a estrenar en unos días en España la película A complete unknown (Un completo desconocido), que trata de sus primeros años en Nueva York en los primeros 60 y como pasó en apenas un lustro de ser un casi adolescente paleto sin contacto alguno con nadie en la gran ciudad a una estrella mundial de la música con cinco o seis discos magistrales.

La crítica obvia lógicamente que hay hechos que no son 100% reales para centrarse más en la generalidad y en las aparentemente excepcionales interpretaciones de Timothé Chalamet como Dylan y de Edward Norton como Pete Seeger, acompañados por Monica Barbaro como Joan Baez y Ellen Fanning como Suze Rotolo, su pareja durante parte de aquellos años cruciales.

El caso es que este biopic, que se suma a otros que ya se han hecho sobre Cash o Ray Charles o Elton John u otros muchos, ahonda en la figura de un personaje que junto con los Beatles cambió la música popular, llegando a cotas de influencia prácticamente nunca vistas antes, más allá de que unos u otros tuviesen más eco mediático y mayores éxitos de ventas, porque en ese plano los Beatles fueron insuperables. Pero a nivel musical y de tratamiento de las letras como una poderosa manera de transmitir ideas, sensaciones y emociones, no había nada como Dylan y no ha habido nada como él, por eso esta película que narra esos años en los que su torrente creativo era imparable es tan crucial, porque se acerca un poco a ese hecho que ha sido analizado y estudiado por miles de libros y estudios. Dylan, gran cinéfilo, aún no ha dicho nada sobre el resultado que se ve en pantalla. Conociéndolo, no dirá ni palabra. Es lo mismo, las emociones las pondremos los espectadores de su genio.