El otro día pasaba en villavesa frente al parlamento y vi una concentración de trabajadoras de una residencia. Busqué información. Piden un convenio justo después de meses de bloqueo en la negociación. Dicen que hay categorías profesionales que no llegan a los 1.000 euros mensuales y que existen diferencias sustanciales entre distintos profesionales cuyos puestos requieren idéntico nivel de estudios. No es para tener buen ambiente, la verdad.
Al poco, en otra residencia, hojeo la revista de la marca y me paro en un titular que viene a decir más o menos que prefieren a las cuidadoras vocacionales. Me pregunto, con el contexto que da el párrafo anterior y en un sistema capitalista que no valora el trabajo de cuidados, qué peligroso significado adquiere la palabra vocacional.
¿Quiere decir que como vas a hacer lo que te gusta el sueldo no es lo más importante? Eso significa que te van a pagar menos. ¿Quiere decir que como vas a hacer lo que te gusta te vas a sentir pagada con la mirada agradecida de residentes, familiares y jefaturas? A eso se le llama salario afectivo y con eso no se come. ¿Quiere decir que como vas a hacer lo que te gusta te están dando la oportunidad de hacer realidad tus deseos y como que es más placer que trabajo? Intuyo que por ahí va lo de vocacional. Un atraco.
Probablemente ese sueldo tan bajo y que reconoce tan poco la dureza y exigencia de las tareas asignadas sea solo una de las medidas que apliquen las empresas para que las cuentas florezcan. Cuadra también que haya menos personal del necesario, lo que aumente la carga de trabajo, dé como resultado una gran rotación y, en definitiva, una peor atención a las personas residentes. Sin duda, un modelo a revisar.