Desde que Antena 3 canceló ¡Boom!, el concurso que lo fue todo con Los Lobos, la cadena ha usado a Juanra Bonet de comodín de la llamada para suplir ausencias sin que haya sido posible vincularlo a ningún programa y menos aún a ningún éxito a tiempo completo.
Se supone que Bonet estaba en La Voz y luego ya solo en La Voz Kids, que presentaba Atrapa un millón, al menos cuando Manel Fuentes no estaba, pero de pronto le vemos en Quién quiere ser millonario, otro programa que no ha conseguido hacer suyo, y hasta le pusieron a dar vueltas en aquel mareo de El círculo de los famosos que usted ya ha olvidado, afortunadamente.
El último regalo envenenado de Atresmedia a quien creara escuela al frente de Lo sabe, no lo sabe desde la competencia ha sido ponerle al frente de la adaptación con anónimos de Traitors España, ocupando el puesto que dejó libre Sergio Peris-Mencheta tras la brillante y adictiva edición con famosos que presentó y convenció a todo el mundo en Max.
A Bonet le ha tocado desempeñar, o más bien sobreactuar, un rol muy alejado al que nos tiene acostumbrados. Ya no es el tipo ingenioso y divertido que te dibuja una sonrisa con un comentario o fingiendo un traspiés sino una especie de presentador trasnochado que regenta un hotel monasterio en el que intenta meter miedo a sus huéspedes, concursantes supuestamente anónimos que viven la vida subidos a un escenario en un formato que ha resucitado la maldición de que Antena 3 no sabe hacer realities, ni cuando los compra ya empezados.
Será por los anuncios que lo interrumpen todo y cuando acaban uno ya no se acuerda de por dónde iba, será porque esperar una semana hace que los espectadores se aburran y lo vayan dejando, será porque Bonet está irreconocible, nada creíble y tan mal asesorado en las presentaciones que provoca desasosiego, o quizás será por la suma de todo ello, pero Traitors España se ha convertido en un coladero de audiencias. El programa está ya por debajo del 8% y pierde todas las semanas contra The Floor, el concurso que Antena 3 dejó escapar vivo y ahora presenta Chenoa en una jocosa TVE, que lo ha renovado por otra temporada.
Tan mal va la cosa, que Bonet acabó el otro día en El hormiguero promocionando su reality ya empezado con un Pablo Motos desnortado que hablaba del programa en futuro porque ni se había enterado ni escuchaba a Bonet decirle una y otra vez que ya estaba en emisión.
Traitors España, al menos el de Antena 3, es como un culebrón que o entras desde el principio o ya es difícil subirse a la trama porque además se ve inverosímil y sobreactuado. Prueba de ello es que la semana pasada, que no hubo The Floor, hasta Tele 5 les ganó con La noche de los récords pese al insoportable olor a naftalina. ¿Qué más necesita Antena 3 para reconocer la derrota?