Termina el Mundial de Clubes y la FIFA nos dice poco menos que ha sido la más alta ocasión que vieron los siglos, mientras que Javier Tebas lo tilda de “despróposito”. Suponemos que la verdad estará en un término medio, pero revisando cada detalle estamos más cerca de Tebas: pésima idea llevarlo a EEUU, donde apenas hay afición y se ha llegado a regalar entradas para tapar el cemento, y donde las alarmas anti-rayos afectaron a media docena larga de duelos. Malas fechas para enredar a los equipos europeos, con sus ligas a la vuelta de la esquina. Mucho disfrute, sí, de los no europeos mientras sorprendían a los europeos, pero poco duró. Y, quizás lo peor, muy pocos buenos partidos, más allá de esas goleadas facilonas con aspecto de amistosos de pretemporada en los que está prohibido hacerse daño. Cuando en el fútbol no se va a por todas, el espectáculo se resiente. Si el invento va a continuar, deberían darle alguna vuelta.