En octubre fue la dana y ahora los incendios. Como en estos desastres hay que retorcer mucho la realidad para echar la culpa a Sánchez de forma creíble, el PP termina haciéndose un lío y su apocado presidente vuelve a quedar en evidencia. Al igual que con la riada que asoló Valencia desde Génova respaldaron al mentiroso Mazón y trataron de cargar la responsabilidad en Moncloa, ahora quieren hacernos ver que la deficiente gestión de los incendios declarados en territorios gobernados por la derecha también es atribuible a Sánchez. En este escenario de incompetencia, a Mañueco no se le ocurrió este viernes nada mejor que pedir una conferencia extraordinaria de presidentes, después de que el PP reventara la convocada en junio. Lo hizo junto a Feijóo, que puso cara de no saber a qué carta quedarse, mientras su verdadera adversaria, Díaz Ayuso, comparecía por su cuenta para dar su propio relato de los hechos obviando que los bomberos de Madrid han estado un mes de huelga. Y así pasa los días Feijóo, con apariciones públicas que contribuyen a profundizar en su proceso de achicharramiento político, incapaz de imponerse en su casa y dando la imagen de líder endeble. Vaya. Que el camarote de los hermanos Marx no estaba mucho más desordenado que el PP.