No es que nos sorprenda, porque es un clásico, pero siempre nos hace gracia: cuando el Real Madrid ganó los seis primeros partidos de Liga, nos vaticinaron que iba a entonar el alirón en febrero o marzo; pero cuando llega la primera decepción (cierto es que tan abultada como un 5-2 en un partido que iba ganando por 1-2), todo se pone en duda, todo es un desastre, Xabi Alonso fin de ciclo y Florentino dimisión.

Pero la verdad, como casi siempre, está en el medio. Y, en este caso, en el medio del campo. Alguien debería explicar, si hace falta con diapositivas, porque un club con más presupuesto que la suma de los de una docena de equipos de Primera gasta tanto dinero en pólvora adelante, lo único que no se le discute, y se olvida de comprar un recambio para el boquete dejado por Kroos y Modric. Un fórmula 1 sin volante. Contra equipos normales le basta con su pegada; contra otros grandes las va a pasar canutas.