Amaia Romero siempre sorprende; la sorpresa es una de sus cualidades, y tiene muchas. No ha dejado de hacerlo desde la primera vez que se le vio en un escenario. Tiene un don, algo que le hace especial, que engancha y que conecta. Eso no es fácil. Su música podrá gustar más o menos pero su talento, su arte, su versatilidad, su estilo, su oficio, su honestidad y la franqueza para hablar, no solo de música sino también de lo que rodea y preocupa, está fuera de dudas a estas alturas de su trayectoria. Amaia siempre sorprende. Unas horas después de parar un concierto en Barcelona para hacer un alegato a favor de Palestina, donde quiso llegar con su voz allí donde otros no pueden hablar, volvió a sorprender con un vídeo en el que anunciaba las nuevas paradas de su gira Si abro los ojos no es real.

Bonito titulo en este momento en el que tanto cuesta a veces abrir los ojos para mirar de frente la realidad cuando demasiadas cosas parecen irreales, aunque sucedan. En esa gira se da un regalo a sí misma y de paso se lo da a toda la ciudad de Iruña y a sus seguidores y seguidoras de Navarra. Ha decidido pasar su cumpleaños en casa y celebrarlo por todo lo alto con esta cita en el Navarra Arena que ya apunta, aun sin empezar la venta, a una segunda fecha. Amaia llena estadios y pabellones, pero intenta que eso no le impida llevar una vida normal. Se nota que está arropada, que le gusta su carrera y seguir avanzando con paso firme, aunque como ha dicho muchas veces no quiere más fama. El regalo de estas Navidades lleva ya su nombre.