Ya sabemos qué pasa cuando el prota desaparece de las escenas, que nos empezamos a fijar más en los demás, descubriendo de vez en cuando magníficos perfiles que han estado eclipsados por el genio de turno, o, a la contra, nos fijamos más en otros que descubrimos que no son tan buenos como pensábamos. Y es que al final resulta que el pequeño incidente del vigente campeón no es tan pequeño, y que esa nueva rotura en su maltrecho brazo-hombro le hizo pasar por sorpresa por quirófano de nuevo y se decidió que ya no tocará pista durante esta temporada.
Y, ojo, porque el que no haga acto de presencia en Valencia para la última carrera de la temporada hace que no pueda tampoco participar en los tests de ese mismo lunes, donde por primera vez se pone en pista el primer prototipo del año siguiente. Es cierto que con la congelación de motores y demás, no se esperan grandes revoluciones, y que lo que Marc se encontrará allá por marzo de 2026 en Sepang será una copia mejorada, esperemos, de esta Desmosedici GP25. Pero sin duda es un gran traspiés para todo el grupo Ducati quedarse para estos tests sin la guía de su gurú.
Porque pensemos qué podemos esperar de las indicaciones de Pecco, como segundo integrante del equipo oficial, tal y como anda perdido en el laberinto de su propio abismo. Y claro que el pinchazo que sufrió el pobre en la sauna turca de Malasia le puede pasar a cualquiera, pero no me digan que no es casualidad digna del peor de los maleficios. Pensaríamos que, ante la ausencia del coco, de su particular dolor de cabeza, podría resurgir de sus cenizas, pero ni aun así. Su montaña rusa entre los fiascos de inicio de la gira asiática, el exitazo de Japón y las debacles siguientes ha sido pasto de las más inverosímiles teorías. Desde un descarado boicot de sus propios compatriotas de Ducati hasta no sé qué otras locuras, han llenado minutos de blogs y vídeos.
Probablemente todo es más fácil. Nunca ser compañero de Marc ha sido confortable, y mucho menos ha sido la llave para destacar. Que se lo digan a Pedrosa, a su propio hermano (que tuvo que irse para demostrar su valía), a Lorenzo o a Pol Espargaró. Más bien, al contrario, su sombra al otro lado del box ha sido premonitoria de su propia decadencia. No me gustaría estar en la piel de Pecco.