Es algo sabido que frente a las muchas urgencias de la gente, las administraciones se han dotado de mil instrumentos para dilatar sus respuestas hasta hacernos desesperar en ocasiones. Valgan tres ejemplos. Hace más de un año, el artista LKN desarrolló en el centro de Pamplona la exposición Reza por mí-Otoi nire alde que incluía dibujos, algunos de simbología religiosa.

Los Abogados Cristianos no tardaron en acudir al Contencioso Administrativo, alegando discriminación por razones ideológicas, privilegios a los colectivos LGTBI y yo qué sé. El tribunal acaba de desestimar el recurso. De acuerdo, pero que conste que la exposición se desmanteló a finales de 2024. Número 2.

En agosto pasado, la Universidad de Navarra taló sin licencia 113 chopos y álamos del campus que –dijo– estaban en mal estado. Ahora, cuando los árboles son serrín, el Ayuntamiento expedienta al centro por una tala, no compatible con la legalidad, de árboles que no suponían peligro.

La última no es mala. La Estación de Autobuses pamplonesa soporta desde hace toda una década humedades, filtraciones y goteras y, por fin, el Consistorio ha dado un ultimátum a la gestora de dicha estación. En dos semanas tiene que iniciar las obras de impermeabilización, a riesgo de ser multada. Y son sólo tres ejemplos.