¿Qué ha sido lo más relevante de este año? Nada bueno, me temo. Pero si desestacionalizamos el análisis resulta que lo malo de 2025 ya era malo años antes. Y pensemos que aún podemos empeorar. La semana pasada escribía de lo inevitable que se venía ya con las navidades y ahora estamos en plena vorágine con esta forma tan desaforada que tenemos de celebrarlo. Escribí hace mucho (el otro día encontré textos de esta columna de comienzos de los noventa, qué vértigo da descubrir que me repito desde hace más de 30 años) que la órbita de la Tierra en torno al Sol sigue tan tranquila día a día sin inmutarse por los jolgorios que montamos. Y que seguirá así mucho tiempo después de que hayamos desaparecido del planeta.
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Pero los humanos necesitamos nuestros ritos de paso, nuestro calendario social y por eso ahora hacemos recuento de cómo año a año van cambiando nuestras vidas. Con el tiempo, será la edad o el mal humor, anoto más bien lo que no ha cambiado, aquellos errores en los que persistimos a pesar de que son nefastos. Es como si colectivamente asumiéramos que vivimos en la casa tomada de Cortázar.
He recuperado precisamente este cuento de 1946, pensando que lo que nos separa de Irene y su hermano es que, al menos, ellos finalmente pueden salir al zaguán, cerrar con llave la puerta y escapar de allí.
Navarra se prepara para el eclipse total de 2026, que puede atraer "un millón de visitantes"
No es nuestro caso, no hay modo de alejarse de esta realidad siniestra; aunque algunos, precisamente los billonarios que permitieron la usurpación, anuncian una diáspora espacial como alternativa, o pretenden una vida eterna alcanzable sólo para unos pocos ricos y quién sabe con qué consecuencias. Se acaba el año y cada vez nos queda menos sitio para vivir felices y desocupados. Quizá deberíamos hacer algo... Sé que no sueno optimista precisamente. Igual en 2026 que tenemos eclipse total de sol.