Muy reciente, hemos llorado su familia y sus amigos la pérdida física de don Luis Gil Alzueta, una persona de tal carisma, como lo demuestra el afecto y cariño de sus allegados en su despedida. Hombre de recias costumbres, llegaba con su humor peculiar, siempre sano y discreto, a contagiar en su entorno esa alegría que a veces tanta falta nos hace.
Luis inició sus estudios en los PP Reparadores de Puente la Reina, continuó en el Baztan y de allí pasó a Alba de Tormes (Salamanca), donde conoció a Berna, de carácter risueño y esposa ejemplar. Sus tres pasiones, por este orden, han sido: la familia, el trabajo y el deporte con el que más disfrutó, el ciclismo. El matrimonio tuvo tres hijos: Koldo, Íñigo y Leyre, a los que se esmeraron en darles una buena educación.
Hablemos de su trabajo, incansable y servicial, tenía un don de gentes apto para resolver un problema en tiempo récord. Amante de Navarra y sus productos, exhibía con orgullo en su establecimiento de la calle Mayor de Burlada lo mismo unas lechugas de la Magdalena, tomates del Baztan, cerezas de Etxauri, patatas de Abaurrea y nueces de Riezu, por ejemplo. Ahora, alegóricamente, invitará a Dios en el cielo a disfrutar de estos excelentes manjares.
Luis inició sus estudios en los PP Reparadores de Puente la Reina, continuó en el Baztan y de allí pasó a Alba de Tormes (Salamanca), donde conoció a Berna, de carácter risueño y esposa ejemplar. Sus tres pasiones, por este orden, han sido: la familia, el trabajo y el deporte con el que más disfrutó, el ciclismo. El matrimonio tuvo tres hijos: Koldo, Íñigo y Leyre, a los que se esmeraron en darles una buena educación.
Hablemos de su trabajo, incansable y servicial, tenía un don de gentes apto para resolver un problema en tiempo récord. Amante de Navarra y sus productos, exhibía con orgullo en su establecimiento de la calle Mayor de Burlada lo mismo unas lechugas de la Magdalena, tomates del Baztan, cerezas de Etxauri, patatas de Abaurrea y nueces de Riezu, por ejemplo. Ahora, alegóricamente, invitará a Dios en el cielo a disfrutar de estos excelentes manjares.
Vamos con el ciclismo. Cuando su hijo mayor, Koldo, ascendía sudoroso y valiente las cimas más insospechadas, allí estaban Luis y Berna para apoyarle y aplaudir sus gestas. Ahora a Luis le ha correspondido subir su propio Tourmalet y lo ha hecho con nota alta. A finales de los ochenta, construyó con una ayuda familiar importante su casa en Antxoritz y en los últimos tiempos decidió vivir soñando con la naturaleza: sus gallinas y la peña de Antxoritz.