¿O patata burgalesa? Hubiéramos preferido que fuese un talo de maíz autóctono pero Iolanda Bartzina y sus homólogos han preferido ofrecernos a todos los iruindarras un menú gastronómico foráneo que incluye un plato único de frijoles, morcilla de Covarrubias con esencia de queso de Sotopalacios y para finalizar, una perronilla amenizada con una cantidad ingente de vino denominación de origen Ribera del Duero. Además nos quieren neutralizar emborrachándonos sorbo a sorbo. Al menos, que sea de origen navarro, decimos todos.
El Olentzero, de nuevo utilizado interesadamente por un grupo estadista y unionista (ya que si fuera regionalista, respetaría la idiosincrasia de Navarra, esto es, del antiguo Ducado de Basconia y del posterior e interesadamente tergiversado Reino de Navarra). Lope de Isasi demostró que antiguamente la Navidad la celebrábamos bajo el nombre de Onen-tzaro, tiempo de los buenos, celebrando de esa manera el solsticio de invierno. No obstante, el pensamiento único se ha empeñado en dar prioridad a la simbología externa ante lo exclusivamente nuestro, ahí está el caso más llamativo del Papá Noel nórdico rojillo de la Coca Cola globalizadora y consumista. Claro que existe un Papá Noel ancestral, pero ese personaje de origen era de color verde además. Que se lo pregunten a nórdicos y escandinavos.
¿Por qué desprestigiar el Olen-tzero, los movimientos populares, actuaciones vecinales y un largo etcétera? La cultura que tanto dicen que defienden, quieren que paulatinamente se distancie del pueblo para ubicarla en la vitrina del Museo de Navarra. Poco a poco ya nos están asociando con la cultura de la farándula, sevillanas, taconeo y sentimiento hispano en pura esencia: en estos últimos Sanfermines quedó en evidencia.
¿Y todo esto por qué? Las costumbres cimientan la cultura, esto es, la cultura no puede sobrevivir sin las costumbres que la sustentan, y esto lo saben muy bien los regiona?, los estadistas o unionistas. Pero lo realmente irrisorio no es esto, sino que piensen que ofreciéndonos una patata caliente invernaremos de aquí en adelante. Es más, no dormiremos para no soñar. No dormiremos para que vosotros no podáis dormir. Onen aroa, olentzeroa!