Una noticia para celebrar
No suele haber muchas fechas con un gran calado para celebrar con el espíritu y ánimo de la del jueves 20 de octubre.
Tras muchos años de exigencia, de gritar hasta la ronquera que ese no era el camino, de recibir los insultos, acosos, amenazas, desprecios y un sinfín de más injusticias, por fin tiene sentido todo ese trabajo. El cese de la lucha armada es la noticia que tanto tiempo hemos esperado. Unas veces era un lejano sueño, imposible, irrealizable, pero la constancia y el empeño en demostrar que había otras vías, que el diálogo era el camino, al final se convierten en una realidad que en este momento es como una sensación alegre y a la vez extraña.
Yo, por lo menos, he sentido sensaciones como cuando Franco murió. Os confieso que esa noche cené con champán. Creo que hay que celebrar el camino que hace años muchos tuvieron la osadía de emprender.
Aquel puñado de demócratas eran conscientes de que abrían una brecha que, aun no sabiendo cuándo terminaría ni dónde, era llamada a triunfar. Sería su valentía, su constancia y sobre todo el deseo de emprender una lucha dialéctica, de hacer del debate el instrumento de acción política, el único ánimo que les acompañó, porque para el resto de improperios y obstáculos ya estaban preparados aquellos que hoy tendrán que acostumbrarse a debatir, a discutir sin imponer y a aprender a perder. Tarea desde luego muy difícil para quien cree que siempre ha tenido la razón.
Por ello, solo dar las gracias de corazón a todas ellas y ellos, porque abrieron la puerta y se empeñaron en que nadie la cerrara, lo que permitió que luego otras personas nos fuéramos incorporando al trabajo de seguir manteniéndola abierta.
Creo que esto se merece una celebración, una cena, una comida, no sé, lo que sea. Pero un auto homenaje, donde se reparta la alegría que sentimos, donde nos transmitamos la felicidad que sentimos, donde nos reafirmemos en que tenemos la boca para hablar y lograr entendernos y las manos para construir las obras del futuro, no para empuñar los rayos de imposición.
De aquí en adelante, seguirá habiendo todavía roces, agrias discusiones, desilusiones, pero será desde el debate y será el pueblo quien juzgue. Será el pueblo el único juez que esté por encima, no otros que se atribuyeron ese papel y aplicaron la justicia de sus intereses.
Enhorabuena a todas y todos. Zorionak.