Nuestra madre tiene Alzheimer. Como otras personas, lleva tiempo perdida en un mundo que no entiende, en el que nada es estable porque todo desaparece en una fracción de segundo. Ingresó en la clínica Josefina Arregui en un estado de inquietud y angustia imposible de manejar. Reconducir la situación costó tiempo, trabajo y dedicación. Pero desde el primer día tuvimos la impresión de que estábamos donde debíamos estar. Nos transmitieron seguridad y nos informaron de todo. Le ayudaron a recuperar la tranquilidad y a nosotras a tomar decisiones difíciles (...).

No entendemos por qué las crisis deben pagarlas quienes, por su vulnerabilidad, más necesitan protección y cuidado. Nos resistimos a creer que ésta es la única solución posible. Por ello pedimos que se resuelva la situación de la clínica Josefina Arregui. Que se asegure su mantenimiento y el acceso a la misma de las personas que necesiten esta intervención, sin depender de su capacidad económica. Pedimos que quienes toman las decisiones no olviden su responsabilidad para con quien más lo necesita, priorizando para ello las actuaciones necesarias (...).