Hubo un tiempo... en el que pensamos que todo podía cambiar, en el que podíamos creer en proyectos y en el que alguien nos recordó que trabajar al servicio de los jóvenes era un privilegio que debíamos aprovechar. Todo eso y mucho más, y aunque pueda costar creerlo, nos lo transmitió un joven director gerente del Instituto Navarro de la Juventud de 25 años lleno de valores, de principios éticos, morales y, sobre todo, con muchas ganas de trabajar.

Desgraciadamente, el mundo político nos lo trajo, y el mundo político nos lo ha arrebatado.

Es difícil encontrar a alguien hoy en día que se abstraiga de etiquetas, de ideologías políticas y que solo tenga un objetivo: mirar por el bienestar de los ciudadanos, en su caso, por el de los jóvenes navarros, futuro de esta sociedad.

No estaríamos como estamos en este país si tuviéramos a personas así, marcándonos el rumbo a seguir. El pasado viernes, una compañera se preguntaba lo siguiente: "¿Por qué permitimos que personas así se vayan, probablemente al sector privado, incluso al de otro país, quién sabe, y no hacemos todo lo posible porque siga trabajando para el sector público, con la falta que nos hace? Pues sí, es el pensamiento común de muchos de los que hemos trabajado durante este último año con él.

Al final te queda un poso de tristeza, una mezcla de frustración y desilusión por cómo funciona todo.

Ni qué decir tiene que todo lo que aquí se ha dicho no será compartido por mucha otra gente. Es lo que pasa cuando a uno le dicen las verdades y no las quiere oír. Cada cual que saque sus conclusiones. Nosotros ya hemos sacado las nuestras.

Ha sido para nosotros un ejemplo de transparencia y buen hacer e intentaremos seguir el camino que nos ha marcado.

Esta carta no compensará en absoluto lo que él nos ha podido dar a nosotros, pero no queríamos dejar pasar la ocasión de hacerle nuestro pequeño homenaje y reconocimiento.

Muchas gracias, Miguel!!!