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Marcha mundial contra Mosanto

El pasado 25 de mayo se celebró a nivel mundial una marcha contra Monsanto, la gran multinacional estadounidense que desde 1901 ha conseguido hacerse con el monopolio de las semillas transgénicas e imponerlas en la agricultura mundial aprovechando la desregulación favorable.

Los alimentos transgénicos son organismos genéticamente modificados para adquirir ciertas propiedades homogéneas, tales como color, sabor, apariencia e incluso la resistencia a pesticidas. La multinacional, valiéndose de publicidad engañosa -así lo atestiguan diferentes sentencias judiciales-, justifica los beneficios de los alimentos transgénicos como "biodegradables" o "no contaminantes." Sin embargo, son múltiples los estudios científicos que, además de constatar el perjuicio que causan las semillas transgénicas al medio ambiente y a la biodiversidad, están relacionadas con la expansión del cáncer, hepatitis, alergias y otras enfermedades.

La ingeniería genética aplicada a la producción agroalimentaria supone un serio riesgo para la salud y para las dinámicas de la naturaleza. En términos económicos, el monopolio de Monsanto se caracteriza por la extensión del monocultivo, la destrucción de variedades de semillas y la presión al pequeño y mediano propietario, obligado a adaptarse a la producción transgénica.

Los alimentos transgénicos de Monsanto se han generalizado en Estados Unidos gracias a la connivencia de los órganos federales de seguridad alimentaria con la multinacional, y se han extendido por los cinco continentes. Las manifestaciones del 25 de mayo también iban encaminadas a exigir un etiquetado claro de todos aquellos alimentos que procedan de la agricultura transgénica para que los consumidores tengamos la oportunidad de decidir el origen de nuestros alimentos.