Los más valiosos periodistas se toman el Derecho a la Información como el verdadero deber de informar a la población, de contarnos lo que está pasando para que podamos ser partícipes de un mundo en ocasiones tan desconocido para nosotros. A menudo no es fácil, muchos medios intentarán taparles la boca para que no difundan noticias que no interesa que se sepan, otros les cerrarán la puerta para evitar futuras represalias? Aún así, por fortuna, sigue habiendo profesionales de la comunicación con una única meta: contar la verdad.

Javier Espinosa, Ricardo García Vilanova y Marc Marginedas son muestra de ello. Llevan meses secuestrados en Siria, desde donde relataban las consecuencias de la Guerra Civil que se está viviendo en el país. Cubrir conflictos de este calibre muchas veces es una cuestión de principios. No es un trabajo que los ciudadanos valoremos especialmente y ni siquiera somos conscientes de los riesgos que corren estos profesionales. Quisieron contar la tragedia que se está viviendo en Siria, abrirnos los ojos, enseñarnos la realidad, dar voz a las víctimas?, y por eso han sido secuestrados, privados de su propia libertad y de la libertad de información que tanto defienden.

El periodismo no siempre está bien visto por la población, ya que lo acusan de morboso, de favorecer a ciertos partidos políticos o de contarnos solo lo que les interesa que sepamos. Sin embargo, creo que la labor de estos tres profesionales va mucho más lejos que todo eso, que debe ser contada y tomada con la consideración que merece. Unos secuestradores sirios no podrán callar la voz de la verdad, de quien quiere que lo escuchen. Nuestra voz, la voz del periodismo, es mucho más fuerte que cualquier cadena y que cualquier represión.