En el artículo que publiqué ayer bajo el título de Una historia de amistad, cometí el error de afirmar que Asier Aranguren había sido condenado por pertenecer al comando Urbasa, al que se le atribuye el asesinato del concejal de Leitza, José Javier Múgica. No es así. Si bien en mi texto dejo claro que Aranguren no ha sido condenado por ningún delito de sangre, me equivoco al indicar que estuvo ocho años en una cárcel francesa por su pertenencia a dicho comando. Los tribunales franceses le condenaron por pertenecer al aparato de ETA en el país galo, que le expulsó en 2010, una vez cumplida su pena.

Por otro lado, en el mismo artículo, cuando digo "Aitor Merino no lo oculta en ningún momento", me quería referir a que el actor y director del documental Asier eta Biok no esconde que Aranguren cumpliera condena como miembro de ETA, ya que en la película no se habla en ningún momento del comando Urbasa ni del asesinato de Múgica. Mi intención siempre ha sido afirmar que Merino nunca ha escondido la militancia de su amigo, y puede que debido a un error de redacción por mi parte no haya quedado claro.

Pido disculpas por el daño o las molestias que haya podido causar por estos errores en un artículo de opinión que, por otro lado, en absoluto pretendía ni pretende centrarse en la figura de Asier Aranguren, sino en la película de Aitor Merino, que llega a las salas el próximo viernes 17 de enero, y que me parece un valioso documento sincero sobre lo difícil que resulta a veces gestionar los afectos por encima de otras emociones.