A vueltas con la iglesia y la casa del cura de Ihabar
Con la discusión de a quién pertenecen la iglesia y la casa del cura de Ihabar, seguramente el señor Berastegi y yo podríamos seguir cruzándonos muchas cartas con innumerables datos. Incluso se podría entrar a valorar cómo la Iglesia financiaba sus aportaciones con el diezmo y la imposición del mismo, la libertad de los habitantes del pueblo de profesar o no la fe católica a lo largo de los tiempos, o la separación o no Iglesia-Estado.
Como no quiero aburrir a nadie, contesto a Jon Berastegi, por última vez en un medio de comunicación, al hilo de este tema.
Usted diferencia entre parroquia y concejo, entendiendo por parroquia de Ihabar a todos los feligreses del pueblo, tanto vecinos como habitantes, opinión que comparto. El problema viene cuando hay habitantes que no forman parte de la comunidad religiosa, pero obviamente son del pueblo.
El concejo de Ihabar, ni el actual, ni probablemente ningún otro, se habría preocupado de a quién pertenecen ni la casa del cura ni la parroquia si el Arzobispado de Pamplona no los hubiera inmatriculado a su nombre. Las cosas estaban bien como estaban; nosotros no los reclamaríamos para ponerlos a nombre del concejo. La actuación del Arzobispado en otros pueblos, con el lucro a través de la venta de inmuebles, hace que queramos evitar que se pueda llegar a vender algo que entendemos que es de todos los habitantes de Ihabar. Como no es posible poner a nombre de la parroquia de Ihabar ninguna propiedad, creemos que quien mejor representa a todos los habitantes en el siglo XXI es el concejo, por lo que a ese nombre tratamos de registrarlo, evitando que figure a nombre del Arzobispado, de quien no forman parte todos los habitantes de Ihabar.