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Mi amiga tristeza

De todas las amigas que tengo, tristeza es a la que menos caso hago. Sin embargo, el pasado viernes, 18 de abril, se acercó hasta mí y me dejó tocado. La causa no era otra que el conocimiento que en la calle tuve del fallecimiento de Justino Berrozpe, primer alcalde de la democracia en Murchante y durante dos legislaturas, completando su vida municipal durante otra más, ésta ya como concejal.

Justino era un socialista convencido, pero sobre todo era un hombre bueno, llano, honrado y humilde, que defendía sus convicciones ante quien fuese, pero siempre mirando por el bien de los menos favorecidos. A veces esas fuertes convicciones le llevaron a abandonar el partido al que representó pero, eso sí, sin dejar que se secase su profunda raíz socialista.

Durante su vida municipal es seguro que cometería errores, pero su objetivo último siempre era el bien de su pueblo, y ello en unos tiempos que no eran tan fáciles como ahora. Mi padre, recientemente fallecido, tuvo el honor de formar parte de aquellas listas que le llevaron a la alcaldía durante dos legislaturas, y para mí el mero hecho de que estuviese con él era suficiente garantía del tipo de persona que era Justino.

Independientemente de las ideologías que tenga cada uno, espero que Murchante entero te recuerde como lo que fuiste, un alcalde honrado que trabajó por el bien de su pueblo. Los más cercanos en cuanto a pensamientos, además, te recordaremos por la inquietud que siempre tuviste por los temas sociales. Ojalá cundiese tu ejemplo en estos tiempos actuales.

Descansa en paz, gracias y hasta siempre.