Pedro Ciga Mayo nació en Pamplona el 13 de mayo de 1867. Su familia tenía un comercio de paños que hasta hace no tanto tiempo vendía aún sus productos en la plaza del Ayuntamiento. Doctor en Derecho, se interesó por la protección de animales y plantas, realizando cuantiosos donativos a asociaciones que hoy en día calificaríamos como ecologistas. También impulsó campañas contra las corridas de toros.

Tras su matrimonio con Dorotea Fernández Morales, en octubre del año 1900 adquirieron el antiguo señorío de Bertiz, finca que cuenta con una superficie de 20,40 kilómetros cuadrados. Rehabilitó el palacio, disponiendo que se ampliara su jardín. Construyeron el chalet de Aizkolegi y adoptó medidas para la protección del bosque, prohibiendo que se realizaran aprovechamientos forestales.

Ciga falleció en Pamplona en 1949. Había legado Bertiz “a Navarra y en su nombre a la excelentísima Diputación Foral”. La finca fue declarada parque natural y hoy es uno de nuestros primeros destinos turísticos. Creo que Iruña no cuenta con ninguna calle, jardín, edificio público, estatua o placa que honre su memoria. Parece conveniente que un gesto generoso como el suyo sea conocido y reconocido por la sociedad. Tal vez el Ayuntamiento debería estudiar la cuestión.