Pérdida por aceleración
Vivimos en una sociedad que no da respiro. Inmediata, acelerada. Las noticias tienen un nimio ciclo de vida que suele culminar a las horas o, con un poco de suerte para ellas, a los días. Una, otra, una, otra; esta rápida sucesión parece la única manera de estimular mentes humanas adormiladas por el influjo de la tecnología y la red, que expanden nuestro mundo sin límites, pero a la vez nos quitan el acceso a los verdaderos estímulos, a lo físico, al maravilloso mundo tangible. Una auténtica arma de doble filo.
¿Por qué aceleramos? ¿Para llegar antes a nuestra meta? Pues si seguimos haciéndolo perderemos lo más bonito: el camino hacia la meta, que no es más que la vida en sí, cargada de experiencias y oportunidades ocultas. Desaceleremos por favor.