A principios de este año, se hizo viral un vídeo en el que se oía al expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, decir que su sucesor Donald Trump “era un completo idiota”. Pero el vídeo era falso. Se trataba de un montaje creado por el comediante Jordan Peele con el fin de mostrar los avances tecnológicos y alertar sobre los peligros de la desinformación digital y de la viralidad de las noticias falsas.

Esta técnica de producción de vídeos es conocida como deepfake, un acrónimo que une las palabras deep learning (aprendizaje profundo) y fake (falso). Se basa en la fusión de imágenes sobre vídeos, a través de la inteligencia artificial, para hacerlas pasar por verdaderas. En la recreación de Obama, Peele quería enseñar las posibilidades que ofrece una herramienta llamada Machine learning, que permite insertar digitalmente el rostro de una persona en el cuerpo de un famoso y poner en su boca palabras que no son suyas.

La tarea de discernir lo verdadero y lo falso no es precisamente sencilla, y falta criterio en las personas a la hora de valorar y compartir la información. Se ha estimado que en el año 2022 seremos más consumidores de noticias falsas que de verdaderas. Por eso, es necesario que los servicios de internet y medios de comunicación trabajen arduamente para preservar la verdad y frenar la propagación de la mentira. Pero, al igual que los alumnos de la universidad, los usuarios y consumidores de información tienen que aprender a cuestionarse la fiabilidad de lo que ven, leen y transmiten.

Barack Obama, a través del vídeo recreado por Jordan Peele, nos manda una advertencia: “Estamos entrando en una era en la que nuestros enemigos pueden hacer que cualquier persona parezca que dice cualquier cosa. Éste es un momento peligroso. En el futuro, debemos de estar más atentos con las cosas de internet en las que confiamos”.