Definitivamente no nos ha salido a cuenta. Está claro que no. Que se llevaran las fábricas a China arrasando con el empleo manual y los puestos de mando intermedios en Europa ha dejado a los estratos sociales medios a verlas venir. Sin industria no hay sueldos dignos y sin sueldos dignos no hay clase media. Si añadimos que la mano de obra en China acepta condiciones de trabajo lamentables, ¡en un país comunista!, la capacidad de competencia de la industria europea es nula. Además los tecnócratas de Bruselas han decidido abrir nuestras fronteras a todo el que quiera venir, independientemente de su formación y de nuestras necesidades de empleo. Sacar la industria de nuestro continente y llenarlo de trabajadores no cualificados es el fin de un sistema que permitió vivir a los europeos como nunca lo hicieron. El resultado ha sido el enriquecimiento de los grandes capitales dejando a asalariados y pequeños empresarios en una situación de precariedad que nunca habíamos conocido.