Empezaré diciendo que soy vecino de Pío XII y, por lo tanto, se podrá estar de acuerdo o no sobre lo que pienso de las modificaciones del tráfico y las obras, pero, desde luego, no se me podrá acusar de desconocimiento. Ahora que vivo en una avenida y no en una calle ocupada siempre por coches aparcados, salgo de casa y, para empezar, veo el otro lado de la avenida; y si miro a un lado y a otro, la veo prácticamente toda con unas amplias aceras y rotondas para peatones.

A quienes viviendo a distancia comentan los atascos y problemas de las ambulancias y autobuses les diré que bajo mi punto de vista están equivocados, pues tales no se producen y me temo que se está juzgando una obra no por su utilidad o finalidad, sino bajo un criterio político. Varios chóferes de ambulancia y villavesa me han comentado que les parecen bien las modificaciones, y los últimos creen que han mejorado para detenerse y salir de las paradas habiendo desaparecido los problemas que tenían para incorporarse al tráfico haciendo el transporte público más fluido y rápido.

Por otro lado, ¿dónde están aquellas previsiones de algunas asociaciones y comerciantes sobre el cierre que estas reformas iban a traer? Que me digan cuántos comercios han cerrado por este motivo. Digo esto porque desde el principio se opinó en contra sobre los planos del proyecto elaborados por técnicos en la materia, y que son de difícil interpretación salvo una preparación específica en el tema. Sin embargo, en movilizaciones y manifestaciones en contra vimos a políticos de una determinada línea política encabezando las protestas.

Ahora los peatones caminamos con mucha más tranquilidad pues prácticamente han desaparecido las bicis de las aceras, resolviendo otro conflicto de intereses cada vez más complicado. Creo que la avenida Pío XII está ahora mucho mejor que antes. Quedarán cosas por mejorar o corregir con la experiencia del tiempo y las opiniones de los vecinos y usuarios de la zona.