Ante el interminable periodo electoral que puede durar hasta final de año, los contendientes como el candidato a presidir tareas de dirigir la gestión política del país no paran de enredarse en declaraciones y echar órdagos, mientras la maquinaria institucional para lo ejecutivo y el motor legislativo siguen de “huelga” (remunerada) a riesgo de provocar el colapso del país.

En sectores populares y agentes sociales, se da un clamor, una exigencia a favor de que depongan sus ambiciones políticas y de clase, y sitúen a la ciudadanía en el centro y muy por encima de sus intereses sectario-partidistas.

Especialmente interesante ha sido la Declaración no institucional del colectivo de profesionales sin ánimo de lucro Economistas Frente a la Crisis, titulado: Impulsar el cambio. El momento es ahora.

La encabezan con un repaso socioeconómico de los últimos 10 años, que en síntesis viene a decir que, aquel “bienvenida crisis” con que saludamos algunos ingenuos celebrando la oportunidad para que se dieran cambios y así evitar que la siguiente fuese mayor, pues efectivamente, si se dieron... pero a peor. A peor, justo en los dos pilares más sensibles y sagrados para el devenir de la humanidad: la educación en los valores y la justicia social global y el uso de los bienes y cuidado del planeta.

Para evidenciar el segundo parámetro, no es necesario destacarlo en la prensa pues lo venimos sufriendo. Pero del primero... ¡ay los medios! Cuánto esfuerzo para que se note lo menos posible, desde los suicidios por causas psicosociales de pobreza creciente y progresiva desigualdad causada por la “yatrogenía” institucional, hasta la depresión y desánimo vital producida en una clase media en extinción y cada vez más decepcionada con unos gobernantes que en su mediocridad son incapaces de evaluar estos dos grupos sociales como sectores claves para riqueza del país a través del consumo interno y recaudación de IVA.

“Más de diez años después de iniciada la crisis se constatan las consecuencias de las políticas adoptadas: la renta media real es hoy en España la misma que hace 10 años, pero, mientras el 1% más rico ha aumentado su renta un 21%, el 40% más pobre ha perdido lo que los demás han ganado”.

Vieja y eterna lucha de clases que hace posible que... la siguiente sea aún mayor.