Mientras en Iruña-Pamplona estábamos de fiestas, en el resto del Estado español son muchos los debates y confrontaciones que se están llevando a la hora de configurar el nuevo gobierno central. Son evidentes en ellos la actitud del señor Pedro Sánchez y su partido a la hora de exigir apoyos o abstenciones a su elección. En una actitud prepotente, cuando no despreciativa hacia aquellos que le auparon en la moción de censura, juega con los apoyos de la ultraderecha y el chantaje de una repetición electoral como si de un juego de baile se tratara.

En cuanto a Navarra, la línea marcada a la señora Chivite y su grupo es un tanto similar: alcanzar protagonismo rompiendo el cuatripartito, establecer líneas rojas con los sectores a la izquierda y soberanista, y si es el caso, priorizar el acceso del bloque corrupto y ultraconservador, que incluye a Vox, a las instituciones.

El PSOE ya ha manifestado sus intenciones de mantener la reforma laboral, seguir con las políticas económicas neoliberales (se mantiene aquello de que “se reforma al PP pero no se deroga nada”) y castigar con prisión las actuaciones políticas institucionales de los independentistas. Sus tímidas actuaciones en Memoria Histórica, Ecología, Igualdad o Políticas Sociales no nos pueden confundir en el criterio de que el PSOE-PSN sigue siendo un partido defensor del autoritarismo de estado, recentralizador (contrario a los criterios de la Constitución), burgués, neoliberal y contrario al desarrollo de los derechos y libertades que una sociedad democrática avanzada proclama.

Señora Chivite, conocemos sus múltiples posicionamientos parlamentarios contrarios a los del cuatripartito de cambio. Y eso que el cambio en realidad se limitó a medidas de apertura y desarrollo de vías y reformas y no tanto a las raíces político económicas del sistema.

¿Qué alternativas nos ofrece ahora? Concrételas por favor, pues es evidente que lo de “posturas progresistas” se queda corto. También crean dudas, los acuerdos en Educación, Salud y Políticas Sociales, con los que han abandonado al cuatripartito del cambio, pues recordamos su resistencia a los mismos. ¿Añadirá como consultores al trío CEN-UGT-CCOO?

¿Acaso no es un escollo insalvable su negativa a dialogar con todas las fuerzas políticas? ¿Sobre todo con aquella fuerza que ha sido el eje del cambio de izquierdas y de progreso? ¿Es éste un acuerdo de estado firmado por su partido con la ultra-derecha?

Además, ¿será su postura abierta a las ultraderechas, como parece va a ser, tras dejar el gobierno de los principales ayuntamientos de Navarra en sus manos? ¿Un pasito adelante y otro atrás? ¿Uno a la izquierda y otro a la derecha? ¿Es esto un baile? Es exigible, en mi opinión, cierta claridad y responsabilidad ante la sociedad navarra, confundida por la demagogia, el insulto, la simplicidad y el confusionismo de estos cuatro años.

Aclárelo pronto, pues ya tiene sobre la mesa una proposición de derogación de una ley foral aprobada por el cuatripartito.

Aquellos que luchamos contra las políticas neoliberales de recortes y privatización de servicios públicos para el rescate de los bancos y a la impunidad de los saqueadores de los recursos públicos desde las instituciones no podemos ver sino, con preocupación, esta actuación del PSN y de exmiembros del cuatripartito anterior, dado que son más que cuestionables las afirmaciones de mantenimiento de políticas progresistas y de izquierdas. A no ser que se priorice? el baile.

El autor es médico del SNS-Osasunbidea