Más de 10 años han pasado ya desde la última oposición de TAP Rama Económica (Economista) del Gobierno de Navarra. En aquella ocasión, 23 plazas ofertaban, 7 se consiguieron. 16 desiertas. No hubo personas válidas para cubrir esas 16 plazas, aunque requeteválidas para trabajar como contratados (sin plaza) durante todos estos años. Pobricos esos contratados que, a día de hoy, tiemblan porque sus puestos de trabajo vuelven a salir a concurso.

En 2018 salieron otras 24 plazas. Se apuntaron 400 aspirantes de los que finalmente se presentaron unos 200. Primer examen, caen 165 de los 205 presentados. Quedan 40 héroes. Segundo examen, caen 14, quedan 26 superhéroes. Tercer examen, caen 14, quedan 12 extraterrestres de los cuales tan sólo una persona, una, ha aprobado uno de los 3 temas que se debían desarrollar.

Ojo, queda un cuarto examen por lo que todo apunta a que puede repetirse el resultado de hace 10 años.

Aún faltan unos días de alegaciones para esas 14 almas en pena que, después de estudiar durante años, no hacer ni puñetero caso a sus familias y estudiar tantos folios como para empapelar Versalles, vayan al Olimpo... perdón, al tribunal, a arrodillarse y a implorar que jamás en sus vidas habían hecho sacrificio semejante. Lo triste es que no exageran.

Al final, volverán a quedar 15-20 plazas desiertas para que a todos los ciudadanos, y ni qué decir a los propios aspirantes, se nos quede cara de tontos preguntándonos una y otra vez: Señores gobernantes, ¿tanto más barata es una contratación que una plaza en la red de funcionariado? ¿Nos podéis dejar de tomar el pelo con este alienígeno nivel de oposición?

Conozco a opositores y a sus familias. Y de verdad, eso no se hace.