No me referiré a aquella canción, creo que de Augusto Algueró, que decía: somos diferentes, diferentes, al resto de la gente, etcétera. Pero sobre todo somos diferentes a los habitantes del Imperio del Sol Naciente, Japón.

Como hemos sido informados recientemente, el emperador Akihito ha abdicado, dejando el trono a su hijo Naruhito, un hecho insólito ya que desde hace muchos años un emperador lo era hasta su fallecimiento

Un pueblo tan agresivo en la Segunda Guerra Mundial, en la paz ha demostrado ser el más pacifico, educado, y sobre todo trabajador. Con motivo de la coronación del nuevo emperador se han decretado diez días de asueto en el país, y al parecer no ha debido ser del agrado del pueblo, que por cierto, suele protestar en ocasiones como en ésta, y sus huelgas consisten en trabajar un día más. Y como diría aquel: ¡ni tan calvo, ni con dos pelucas! Se atribuye a Churchil que dijo: “Muchas personas miran al empresario como al lobo al que hay que abatir, otros muchos les miran como a una vaca a la que hay que exprimir, y muy pocos le miran como al caballo que tira del carro”, que es el caso de Japón.