Escribimos esta carta desde el enfado, la tristeza y la decepción resultantes de las oposiciones a maestros y maestras realizadas hace unos días.

Enfado, por la imagen que se ha transmitido a la sociedad de la mayoría del personal interino al otorgar esas notas vergonzosas a maestras y maestros que durante años nos hemos dejado la piel en nuestros trabajos, que hemos acudido al trabajo hasta el mismo día de esa oposición que a muchos de nosotras y nosotros nos dejarán en el paro en septiembre. Personal interino que aprobaron oposiciones anteriores y a los que les fue muy difícil acceder a la función pública, hecho que las nuevas generaciones han tenido tan accesible gracias a los idiomas.

Enfado por lo subjetivo y opaco que es el proceso. ¿Cómo puede ser que un aspirante consiga una nota altísima en la prueba teórica y una bajísima en el caso práctico o viceversa? En este caso el criterio ortográfico no puede ser el culpable. ¿Cómo puede ser que docentes que llevan años desempeñando su labor en centros con casuísticas similares a las descritas en el caso práctico no lleguen a una puntuación de 2,5 necesaria para mediar? Y aquí se incluyen personas muy formadas, algunas de ellas formadoras del departamento de Educación, felicitadas por equipos directivos, familias, compañeros y compañeras muy competentes, motivadas en su trabajo y que han estado durante meses (y años) preparando esta oposición. Maestras estas, desconcertadas ante su nota, ya que no sabemos el motivo de la misma, si una rúbrica demasiado concreta u otros determinantes que se nos escapan.

Tristeza, porque veo compañeras y compañeros a los que en septiembre les espera el desempleo, cuando llevan años demostrando su trabajo con eficacia y dedicación, algunos incluso habiendo recibido premios a la excelencia por su labor educativa tan solo 15 días antes de la oposición.

Tristeza porque un amplísimo colectivo de mujeres entre 35 y 50 años se van al paro a pesar de su amplia experiencia educativa, formación y reconocimiento social, con cargas económicas y familiares y con unas expectativas laborales muy negativas.

Y decepción, porque compañeros y compañeras de trabajo han puesto ceros a diestro y siniestro en la primera prueba y, sin embargo, notas altísimas en la segunda. ¿Cambio de criterio por la presión social, quizás? Este hecho determina una lista preferente (aprobados sin plaza) tan larga que va a impedir que muchos profesionales que no han superado la primera parte puedan acceder a un puesto de trabajo el próximo curso, a pesar de haber estado en dicha lista preferente desde el año 2009.

Y desde luego, siempre queda espacio para la alegría. Alegría por aquellos y aquellas que han conseguido superar la oposición a pesar de la subjetividad y opacidad de la misma.

Desde la Plataforma de Interinos Docentes de Navarra pedimos que esta situación no se vuelva a repetir, que las rúbricas de corrección sean públicas, con temarios oficiales y con pruebas no eliminatorias.

Pedimos que cambie la Orden Foral que regula las listas de contratación de interinos para que maestros y maestras formados, con experiencia, dedicación y con oposiciones aprobadas no se queden sin trabajo por una nota injusta y no merecida.

Colaboradoras y personal miembro de la Plataforma de Interinos Docentes de Navarra