Soy padre de 3 hijos, un varón y dos niñas, y los mayores van llegando a la adolescencia. Supongo que por eso estoy especialmente sensibilizado frente a las agresiones sexuales.

Leo en el periódico que Pedro Luís Gallego, el violador del ascensor, ha sido condenado a 96 años de cárcel por la agresión sexual a dos mujeres en Madrid y por haberlo intentado con otras dos. Este ser, por llamarlo de alguna manera, a lo largo de su vida ya había sido condenado por varias agresiones sexuales y violaciones, además de asesinar a dos de sus víctimas. Y estaba en libertad cuando cometió sus últimos crímenes, con condenas acumuladas de más de 200 años de cárcel.

Leo y releo el historial delictivo de este ser, y por más que le busco una explicación al por qué estaba libre tras sus múltiples y graves delitos previos, no la encuentro.

Algo falla en nuestra Justicia. Los monstruos deben estar en la cárcel. Por favor, protejan a nuestras hijas.