Como vecino de la zona alta de la Ripagaina, cercana al polígono de Areta, veo desolado cómo han empezado las obras de uno de los paredones que van a encerrar esta zona alta de viviendas bajas de 4 alturas o menos con unos monstruos de cemento de 9 alturas por otros 30 o 40 metros de ancho creando lo que va a ser una auténtica e incuestionable catástrofe urbanística. Y que va en contra de todas construcción razonable y de los propios objetivos de Plan Sectorial.

En el año 2006, en pleno boom se aprueba el primer Plan Sectorial de Incidencia Supramunicipal (PSIS) de Ripagaina, un pésimo plan con aceras estrechas, sin carriles bici transversales, sin ni una sola plaza o calle peatonal con bajeras donde crear una zona de ocio y que ha llevado a poner los bares al lado de la carretera con el consiguiente peligro y grado de responsabilidad del PSIS en posibles accidentes, etc. Este plan inicial, dentro de estas deficiencias, respetaba una proporcionalidad y armonía urbanística estando los edificios más altos en la zona de la carretera Sarriguren y disminuyendo las alturas hasta la zona alta con viviendas de 2 alturas máximas.

Pues bien, en 2010, en plena crisis y cuando nadie compraba viviendas, estando Amelia Salanueva y los arquitectos Santiago Díaz de Rada Pardo y V. Antonio López Iraizoz, se aumentan las alturas a 9 plantas en todas las parcelas desde la zona de abajo hasta el final de la ladera de la zona alta, en la calle Amsterdam, dejando esta zona alta encerrada en su parte sur con estas descomunales moles de 9 alturas. Estas parcelas pasaron con la modificación del PSIS de 3 y 4 a 9 alturas. Una injustificable barbaridad. Paredones que aparte del terrible daño paisajístico provocan un importante daño de soleamiento a las parcelas contiguas con viviendas de pocas alturas. Una catástrofe y desastre urbanístico que si nadie lo remedia se va a perpetrar y con el que los vecinos tendremos que vivir y que cada día que veamos semejante burrada nos acordaremos de Amelia Salanueva, Santiago Díaz de rada Pardo y V. Antonio López Iraizoz.

Por todo esto ruego a los responsables competentes actúen con la máxima urgencia y paralicen esta barbaridad por motivos de fuerza mayor y de emergencia urbanística y apliquen la solución menos costosa y perjudicial tanto para las constructoras como para el Gobierno de Navarra. Esta solución sería construir estos paredones paralelos y en dirección norte sur dejando corredores paisajísticos y de soleamiento. Con lo que se mantendría el número de viviendas y mejoraría la intimidad de los vértices de estas eles. Y sobre todo evitaría que se cometiera una catástrofe urbanística.