Los problemas económicos derivados del coronavirus tenían que surgir y lo han hecho con extrema virulencia, pues los estados del norte de la UE rechazan la emisión de eurobonos para atender los costes de la recuperación, tal como es el deseo de los estados del sur apelando a la solidaridad. Francia, Italia y España proponen lanzar un Plan Marshall para Europa. Alemania y Holanda lo rechazan categóricamente, pues consideran que ya existe el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad), dotado con fondos de los estados miembros, y que a efectos de disponibilidad de liquidez posee 410.000 millones de €. Las posiciones de ambos bandos están enfrentadas y se cree difícil alcanzar un acuerdo. Los del sur apelan curiosamente a la solidaridad entre los miembros ricos y pobres, pues los diversos tratados que han ido configurando la UE potenciaban como objetivo final la formación de los Estados Unidos de Europa. Los del norte argumentan que el MEDE fue creado para atender situaciones de emergencia. Además, acusan a Francia, Italia y España de incumplir los acuerdos para mantener el sistema financiero equilibrado. Entre los tres acumulan un déficit de 6 billones de € que es financiado por los países bien gestionados. Estos rechazan apoyar una política de saneamiento originado por la falta de rigor presupuestario de los países deficitarios en los momentos críticos. Ante esta negativa, los estados que piden el maná en defensa de sus urgencias para luchar contra el virus y manipulan su opinión pública, como es habitual en España, pues su indignante campaña acusando a los países ricos de insolidarios es difícilmente defendible a la vista del historial de incumplimientos de los reiterados acuerdos de recortes de los déficits presupuestarios exigidos por Bruselas. Realmente, con los fondos que dispone el MEDE inicialmente es posible hacer frente al impacto del coronavirus y, en función del desarrollo de los acontecimientos se podrían analizar sucesivas decisiones. Pero en la emergencia actual el papel de pícaro de El Lazarillo es considerado en la UE como de gorrón.