La pandemia del coronavirus ha dejado en evidencia un enorme desafío al que se enfrenta la humanidad: la brecha digital. No solo se ha impuesto un cambio en la forma en que vive la gente, trabaja y se relaciona, sino que ha provocado que muchas personas se queden aisladas en sus hogares, especialmente en zonas rurales. Además, la dificultad de buscar un trabajo en internet y la falta de recursos electrónicos para continuar con la formación y aprendizaje ha supuesto un obstáculo para la España desconectada.El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, en el Evento Virtual de Alto Nivel sobre el Impacto de los Cambios Tecnológicos y el Alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, manifestó que la brecha digital “se ha convertido en una cuestión de vida o muerte para la gente que no tiene acceso a la información de salud básica”. La crisis sanitaria provocada por la covid-19 ha dejado al descubierto una nueva desigualdad que ha revelado las carencias económicas y sociales de una parte de la población y propiciado la exclusión, desinformación y delincuencia cibernética. Esta fragmentación digital viene acompañada de los conflictos geopolíticos, la competencia tecnológica y la falta una legislación común sobre el uso de la tecnología entre los países industrializados.La brecha digital es una realidad en todo el mundo y su cierre total dependerá de que empresas, organizaciones y gobiernos cooperen y asuman su compromiso para poner en marcha mecanismos que conviertan la inclusión digital en un derecho universal e imprescindible.Conectarse o morir, esa es la cuestión.