Un profesor del Opus, hablando del joven Juan Carlos, antes de ser rey: "En mi larga vida profesional he tenido muchos alumnos cortos, pero como este ninguno, solo vale para vestirle de marinero y pasearle por el extranjero para que vean que los españoles no somos tan bajitos". Corina, una de sus bien pagadas amantes, ha venido a decir algo parecido al hablar de su inteligencia. Y es que en definitiva para ser rey son indispensables dos cosas: saber leer el diario que le escriben para Navidad y tener la sangre azul, o sea, ser hijo de su padre. Nada más.