"Uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe" (Borges).Porque he leído en este periódico una auténtica joya, todo un hermoso documento en una carta titulada Para mamá, de Leyre Cabezón, todo un soplo de aire fresco condimentado de sensibilidad, amor y mucho cariño hacia su madre, que murió hace poco.No conozco a Leyre pero en esta carta demuestras mucha nobleza, y muy especialmente que de bien nacida es ser agradecida. Lo cierto es que a mí esta carta me ha tocado el corazón y me lleva al año 1956, cuando muere Syla con 42 años y deja cinco hijos huérfanos: Rosario, la mayor, con 13 años; Mª Carmen, la segunda, con 11 años; la tercera, Mª Cruz, con 9; el cuarto, Ángel Mª, un servidor, con 7 años; y el quinto, Félix, con 5 años. Natural y personalmente, en lo que a mí corresponde con la muerte de Syla, mi madre, a mí con tan solo 7 años me llevaron a La Meca y puedo decir que no he tenido niñez, con todo lo que eso conlleva. Pero a pesar de todo el cariño de Syla, mi madre, siempre lo he llevado en las entrañas y en el alma, a pesar de que tan solo murió cuando tenía 7 años. No me importa reiterar, cuando se trata de Syla, que era una grandiosa mujer y va por ella un irrintzi.Te adoro Syla, eres lo más importante que me ha tocado vivir en este problemático planeta en que vivimos, espero que esto que te estoy escribiendo lo leas en el cielo."Es siempre lo sencillo lo que produce lo maravilloso". (Amella Bar).