Los grandes momentos históricos son también grandes oportunidades para cagarla. La noticia circulaba por las redes interpelando al socio rojillo: la camiseta retro que Osasuna sacó hace un mes para conmemorar su centenario es calcada a la que estrena ahora la selección española para conmemorar sus también cien años de historia. Un socio se atragantaba con un hueso de aceituna y casi la palma al ver los parecidos razonables. Efectivamente, las diferencias se reducían al escudo. Si todavía dudas de que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse, no lo dudes más. Tan solo hace falta que las máquinas mejoren en el apartado humanidades para mandar a casa a los pocos que queden trabajando. El sentido común y la inteligencia básica, esa de primaria, ha sido sustituida en su totalidad por el conocimiento técnico y el mecanicismo ciego. Y para eso no hacen falta personas. Como apunte para los responsables de Recursos Humanos, y para que valoren añadir alguna pregunta extra a esos test psicotécnicos tan bien elaborados: el sentido común más básico también importa, no solo encajar poliedros más rápido que el contrario y analizar si fulano preferiría ser jardinero o guardabosques. La responsabilidad podría parecer menor en el caso de Osasuna, aunque la tiene en última instancia, en cuanto es responsable de comprar una idea única que se ha demostrado multiusos. Si vas a sacar una camiseta exclusiva por el centenario, aunque sea camiseta "de paseo", una camiseta en cien años -vamos a estar muertos cuando llegue la siguiente chapuza o genialidad en el 2120-, deberías haber, no sé si anticipado porque quizás es mucho pedir, pero remarcado en mayor medida ese aspecto de exclusividad al proveedor. Casualmente el mismo gran proveedor de la selección española. O quizás hubiera sido acertado, dada la exclusividad que se buscaba, el haber encargado la camiseta a un proveedor más local que realmente entendiera o compartiera el sentimiento del socio -entiendo que es fácil hablar a posteriori sin conocer el proceso desde dentro pero el resultado está ahí-. Pero claro, la pela es la pela, y qué es hoy el fútbol sino eso. Es probable que, dadas las características del encargo, con un proveedor local, o menos global, hubiera sido más complicado que se hubiera llegado a un calco de la camiseta que ahora estrena la selección española. Y también más caro, claro. Se tiene lo que probablemente se buscaba: una camiseta más barata de producir, cobrada al mismo precio astronómico al socio y con un gran margen para el proveedor. Camisetas, fútbol, pasión y sentimiento. Mercantilizado, pero sentimiento, al fin y al cabo. Y ya se sabe que sin sentimiento no hay margen y sin margen no hay paraíso. Al de la aceituna que se recupere. Y que piense que en Barcelona están peor con lo de la camiseta de Messi. Aunque ya se sabe que mal de muchos€Por cierto, si la directiva lee esto, conozco a un proveedor chino que hace camisetas centenarias con una calidad-precio imbatible y exclusivas de verdad. Pero ya si eso para el 2120 hablamos.