La próxima asamblea general de la Federación Navarra de Fútbol, prevista según declaraciones del presidente para el próximo día 7, va a tener una vital importancia para el futuro del fútbol no profesional, condicionado por la pandemia en todas sus vertientes: sanitaria, económica, social y competicional, en un escenario que sus dirigentes deberán afrontar sin dilación con rigor y transparencia para que todos los agentes implicados puedan definir el futuro de nuestro fútbol.Y precisamente en aras de la tan mencionada transparencia por el presidente de la Federación Navarra de Fútbol, como exdirectivo y compañero del mismo durante varios años, y por tanto aludido indirectamente en sus declaraciones, me atrevo a sugerirle que esta asamblea sería una buena ocasión para aclarar algunas cuestiones que han suscitado dudas en la gestión federativa.Cuando hace alusión, por ejemplo, al cambio radical experimentado por la entidad, sería de agradecer que aclarase si se refiere a que anteriormente los directivos no percibía remuneraciones económicas y ahora la presidencia tiene asignados 105.000 euros anuales, estando abierta también la profesionalización de más directivos, situación que choca con el ERTE aplicado a la mayoría de empleados. O cómo va a solventarse la petición realizada por algún club para la devolución de las cuotas de la mutualidad correspondientes a los meses de inactividad, algo que ya se ha aprobado en alguna federación. Por no insistir en los gastos de las obras de las sedes federativas y de la mutualidad, investigadas en su momento por la Guardia Civil y cuyo reflejo contable sigue siendo todo un misterio.Y sobre las referencias a su supuesta actividad empresarial actual, resultan cuando menos sorprendentes teniendo en cuenta su dependencia laboral de la Federación Navarra de Fútbol desde hace muchos meses.