Otra vez los niños. ¡Claro! ¿Quién iba a tener la culpa de todo? ¿Yoko Ono? Ya lo decía el gran Serrat: "niño deja ya de joder con la pelota ". Y es que los niños estorban, chillan, se mueven mucho, tienen rabietas y mocos, molestan... habrá que decir. Pero los adultos podremos, limitados al 30%, reservar una mesa en un buen restaurante (que bastante fastidiados están, lo cortés no quita lo valiente), o tomar un pincho y una cervecita, aunque sea en la calle, distanciados y limitados. O en un local particular. O quizás, quedemos en casa de un amigo común y así no nos molesten las autoridades con estas milongas. Ya nos buscaremos la vida. ¡Pero no! ¡Los niños no! Quién va controlar a "esos locos bajitos". No podemos poner un municipal en cada columpio para controlar el aforo. No podemos poner puertas al campo. Pese a que los datos sugieran que la mayor parte de contagios provienen de reuniones familiares, y encuentros entre jóvenes. Y los datos están ahí. Se abrieron los parques infantiles y no supuso un aumento significativo de la transmisión de la covid-19. Pero como damos palos de ciego, y aquí quienes nos dirigen y opositan a ello, poco o nada saben al respecto. Pues ante la duda, castiguemos a los niños, sin parques, ni columpios, ni . En casita encerraditos y calladitos, ni para aplaudir... que eso ya pasó, y además al 100%. Aquí no hay porcentajes, claro, los columpios no intervienen en la economía. Lástima de algún guardia municipal que objete a poner la cinta de cierre al parque o algún consistorio valiente (Sarriguren, Noáin, Barañáin, Ripagaina) que sea capaz de oponerse al cierre de sus parques, que sin ellos, no hay vida en sus municipios. ¡Qué curioso!, he escuchado por ahí que una sociedad se puede medir su grandeza en cómo se trata a sus ancianos, niños y discapacitados. Pues saque conclusiones el respetable. Que venga Herodes y ponga orden.

El autor es titulado como Monitor de tiempo libre y director de campamentos por la Escuela Diocesana de Tiempo Libre de Navarra