He leído la noticia publicada el pasado 16 de noviembre relativa a las ayudas a la hostelería. Y, entre tanta autocomplacencia con la que nos explican las medidas ambos consejeros, he podido leer que podrán beneficiarse de estas ayudas quienes acrediten una merma en su facturación de al menos un 20% respecto a 2019.

Durante los tres primeros trimestres del año hemos permanecido dos meses cerrados. Parece que la merma del 20% sería una medida lógica, pero no lo es por varios motivos:

-La hostelería tiene una facturación oscilante durante el año, y los meses en los que se cerró son de menor facturación que los meses de verano en los que estuvimos abiertos. El Gobierno de Navarra sabe, pues dispone de las series históricas de datos, que las semanas de cierre no llegan a suponer el 20% de los tres trimestres. El Gobierno de Navarra sabe, por tanto, que poniendo ese límite lo está poniendo difícil. Sabe que está exigiendo que tu negocio haya ido peor que el año pasado, independientemente del cierre.

-Los hosteleros han reaccionado al cierre con trabajo, por lo que han hecho un esfuerzo por incrementar lo más posible los resultados de negocio tras el confinamiento. Entre otras cosas, han incrementado la superficie de las terrazas, han dejado de coger vacaciones, han dejado de cerrar el día de descanso semanal. Con este esfuerzo han incrementado su resultado de explotación, esfuerzo que les ha llevado a perder menos del 20% con respecto a 2019. Esfuerzo y trabajo que el Gobierno de Navarra va a premiar dejándoles fuera de las ayudas. Premio a los malos y castigo a los buenos.

-Los hosteleros han reaccionado al cierre con imaginación, haciendo actividades dinamizadoras, estudiando las necesidades del cliente para adaptar su oferta y, consecuentemente, mejorar los resultados de su negocio para compensar los meses de cierre y que la merma de negocio no llegara a suponer ese drama que parecía que llegaba inexorable. Innovación y esfuerzo que el Gobierno de Navarra va a premiar dejándoles fuera de las ayudas. Premio a los malos y castigo a los buenos.

Si todavía estamos a tiempo, ruego a los consejeros que se arremanguen, salgan de las cifras que les protegen y valoren el esfuerzo, no la inoperancia. Las ayudas las necesitan todos los establecimientos. Los que han perdido un 5%, los que han perdido un 10% y los que han perdido un 25%. No sólo los gastos de explotación no se han reducido, sino que los gastos de familia, las matrículas de la universidad de los hijos, etcétera, tampoco se han reducido.

Si un hostelero ha perdido menos dinero es porque ha realizado un mayor esfuerzo, y de ese esfuerzo se ha derivado un mejor resultado de explotación, lo que le ha llevado a pagar más impuestos. Pero ese esfuerzo de colaboración con la Hacienda Navarra, el Gobierno de Navarra lo va a agradecer dejándole fuera de las ayudas. Otra vez premio a los malos y castigo a los buenos.

No es tan difícil establecer ayudas correlacionadas con las pérdidas de facturación. En Hacienda tenéis todos nuestros datos. Un poco de criterio para premiar el esfuerzo y una sencilla hoja de cálculo solucionarían la injusticia.

El autor es hostelero