Hemos recibido de nuestros mayores las selvas de Irati, Aralar o Urbasa, gracias a la política forestal de Navarra que supo mirar al futuro. Frecuentemente los árboles se acaban donde termina nuestra muga. Siempre hemos tenido un culto al árbol, dendrolatría. Parece que el nombre de nuestro Íñigo Arista deriva del vasco haritza (roble). Muchos mitos, leyendas y folklore relacionados con el árbol desde Basajuan, aparecen en las obras de Aita Barandiaran o Caro Baroja. El Árbol de Gernica, con mucho arraigo en Navarra, es venerado de forma especial. En Aezkoa el padre plantaba un árbol al nacer un hijo para que éste lo aprovechase a los 20 años para construir su casa. Interesante la fiesta de Los Mayos en la Sakana. El árbol es muga, monumento natural como la Encina de Eraúl, cobijo para celebrar a su sombra la junta del Concejo “el domingo después de la Misa Mayor…”. El árbol presente en nuestra toponimia con raíces como “haritz o pago”. ¡Tanto se puede decir del árbol en nuestra tierra! He leído con gusto que la ardilla ha aparecido últimamente en árboles de Iruña. Pero de estos días también hay una noticia muy preocupante: la temperatura de Navarra será en 30 años como la actual de Andalucía. Un problema bien serio. ¿Lo tienen en cuenta nuestras autoridades? Hay que llenar de árboles hasta el último rincón de nuestros pueblos para tener una Navarra verde. Mañana será tarde. Plantar hoy para recoger mañana. Lo hicieron nuestros mayores. ¡Nosotros también podemos!