ace 100 días que nuestra hija Maialen es parte del centro ocupacional de Tasubinsa, en concreto de la planta de Tafalla, así que ahora -como hacen en la vida política- es buen momento para realizar un primer balance de la experiencia.

Tras 15 años en el Centro de Educación Especial Isterria (14 de ellos interna de lunes a viernes), ha comenzado una nueva etapa de su vida: otra más después de tener que abandonar su pueblo, con 11 años, y recorrer 100 kilómetros diarios para seguir su educación; sufrir la incongruencia de una ley que marca los 21 años como el fin de la etapa educativa también para personas con discapacidad intelectual; adaptarse a las características del taller; y, ahora, entrar ya de lleno en la realidad de un centro ocupacional.

Estamos en deuda con el CEE Isterria por la calidad de sus instalaciones y la excelencia de sus profesionales, y seguiremos reconociéndolo con la misma intensidad que seguimos pidiendo un centro de educación especial público para la Zona Media de Navarra que evite el exilio de estos niños y jóvenes.

Y si estábamos contentos con la calidad de estos últimos años, la entrada a Tasubinsa ha estado a la misma altura.

En las reuniones previas se nos fue explicando el trabajo realizado en la planta, los objetivos del proyecto, la metodología y diferentes actividades que se desarrollan, y en todas ellas las profesionales recalcaban y repetían que lo primero y más importante era el bienestar de Maialen, de su plan individual de acceso y seguimiento, que ella marcaría el ritmo y el equipo le acompañaría en ese proceso y que, todos juntos, conseguirían los objetivos fijados.

Y así lo hemos vivido desde el momento de su incorporación: informándonos de la primera toma de contacto, calmando nuestra normal intranquilidad ante toda experiencia nueva, etcétera.

Día a día, hasta llegar a 100… y más allá, Maialen se ha hecho su sitio en el centro ocupacional, sus amistades, sus preferencias y, siempre desde su máxima de cumplir todas las normas, disfrutando, aprendiendo y creciendo como persona.

Y es que Tasubinsa está a un nivel altísimo como empresa líder en el sector, pero despunta todavía más en su carácter de atención, acompañamiento y, sobre todo, empoderamiento de las personas con discapacidad.

Es una gran suerte tener una institución que, participada mayoritariamente por Anfas, dé respuesta a las necesidades de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y tranquilidad a sus familias, pues si a todos se nos rompe el corazón como padres ante la llegada de un hijo con discapacidad, nuestra mayor preocupación se torna en qué será de su futuro al crecer. Pues bien, ahora estamos seguros que Tasubinsa aporta a Maialen el complemento que necesita para ser parte plena de la sociedad con su trabajo, su terapia y sus actividades de inclusión.

Solo podemos agradecer el trabajo y dedicación de los buenos profesionales de Tasubinsa que miran por el bienestar y crecimiento de los usuarios, pero, ante todo, nuestro más profundo reconocimiento a quien, gracias a todo lo que aguantó y luchó, con su fuerza y coraje, consiguió enderezar el rumbo de esta gran nave. Eternamente agradecidos, Usue.

Padre de Maialen