Tengo 16 años, de ellos 13 los he pasado en el colegio San Ignacio. Más de tres cuartas partes de mi vida. Este dato es completamente impactante. ¿Y cómo me siento? Orgulloso de tener sus valores, de haber conocido a gente tan espléndida y de haber vivido momentos inolvidables. No me arrepiento ni un solo segundo de mi paso por este centro. La amplia variedad de actividades, propuestas y, por encima de todo, las personas, hacen de este lugar algo mágico.Con apenas 3 años llegué al colegio y no me imagino mi vida sin haber estudiado en él. La unión entre personas, la humildad y el aprender a valorar aquellos pequeños momentos son cosas que no se aprenden en cualquier otro sitio. En todo momento me he sentido acompañado y he sentido que servía de apoyo para los demás. Los más mayores aprenden de los pequeños y viceversa. En ningún otro colegio hay semejantes vínculos entre las distintas generaciones. Con todo esto quiero transmitir mi agradecimiento al colegio San Ignacio por haberme formado como persona. Me ha hecho más fuerte, me ha guiado por el buen camino y, además, me ha abierto un mundo lleno de oportunidades. Mi padre tuvo la suerte de estudiar en este centro y quiso ofrecérsela a sus hijos. A pesar de ser conocedores de la grandeza de este colegio, cuando mis padres me matricularon en esta escuela no eran conscientes del enorme acierto que habían tenido. En apenas año y medio me despediré de lo que ha sido, es y siempre será mi casa.