Doy por hecho que en la situación en la que nos encontramos debido al covid-19 es muy difícil tomar decisiones ya que, de un modo o de otro, va a haber personas que no estén de acuerdo con ellas. Pero el sentido común es necesario para tomarlas. En estos momentos tan difíciles, es de alta importancia la prudencia para no elevar los contagios. Es por eso que varios centros deportivos están permanentemente cerrados. No obstante, hay deportes de contacto que están siendo practicados legalmente. Son permitidos. Sin embargo, deportes como, por ejemplo, el esquí en los Pirineos aragoneses no lo está. Una montaña, con instalaciones al descubierto, con seguridad de distancia, sin aglomeraciones, sin contacto… no está permitido. Parece mentira que a estas alturas de la pandemia no entendamos cuáles son las causas del enorme contagio del coronavirus. La expansión del virus por el contacto es, en gran parte, la razón por la cual, hoy en día, están falleciendo miles de personas, pero, aun así, insisten en la no apertura de estas instalaciones. Es indignante. Desde mi punto de vista, estas restricciones deben ser anuladas ya que están creando daños irreparables a los Pirineos y valles que viven de ello. En mi opinión, no se puede prohibir trabajar y no ayudar. No son empresas, son familias.