En el Casco Antiguo de Pamplona / Iruña hay numerosas placas que recuerdan a las personas asesinadas por motivos políticos desde el 19 de julio de 1936 hasta los últimos atentados de ETA. El ponerlas es una labor necesaria para la convivencia y a fin de evitar la repetición de errores. Pero los criterios utilizados han sido muy diversos. Lo mejor son los textos escuetos, meramente informativos, donde conste el nombre y apellidos de la víctima, la fecha de la muerte y el bando responsable. No es fácil. La de la antigua Escuela de Magisterio indica que los 33 docentes fueron asesinados "como consecuencia del golpe militar de 1936", pero la sublevación fue también civil. En el palacio de la Diputación señala que fue "por defender la legalidad republicana". Esto resulta inexacto conforme a las ideologías de la época. En las pequeñas colocadas sobre la acera, en la puertas de sus domicilios, se dice tan solo que fueron asesinados. Alguien podría pensar que fue un crimen común. Los manifestantes muertos por la brutalidad policial carecen de placas públicas. Eran muertes evitables: con la democracia eso ya no sucede. Hace pocos días el Ayuntamiento ha colocado otras para los asesinados por ETA. Todos los rótulos municipales suelen ser bilingües, pero en éstas los textos figuran tan solo en castellano.Convendría que las actuaciones se realizaran de forma coordinada, con el mayor consenso y teniendo asesoramiento técnico.