Las oposiciones son procesos complejos donde los opositores tienen que realizar grandes esfuerzos para su preparación. Un tribunal de oposición tiene que procurar ser justo. En las últimas oposiciones a técnicos de grado medio del Servicio Navarro de Empleo esto no se ha producido, concretamente en la segunda prueba de la oposición.En primer lugar, nos indican, con posterioridad a la prueba, unos criterios de corrección arbitrarios y muy diferentes para cada pregunta y eso es inaceptable. Aun aplicando dichos criterios, la valoración de las respuestas no ha sido proporcional ni objetiva. No ha sido proporcional ya que atendiendo el número de criterios de corrección marcados no se ha puntuado en consecuencia (si, por ejemplo, había 4 criterios de corrección y se han completado 2, no se ha puntuado la mitad). Ni tampoco ha sido una corrección objetiva porque comparando plicas de opositores con respuestas similares las diferencias de puntuación han sido notables. Como consecuencia de todo esto, algunos opositores hemos quedado fuera de la tercera y última prueba por unas décimas de punto. Este tipo de decisiones hace que se pierda personal muy cualificado para la atención al ciudadano. Los tribunales de las oposiciones deben trabajar con el máximo rigor, no pueden jugar así con el futuro de las personas porque detrás de cada plica hay un ser humano y no deben nunca olvidarlo.