n respuesta a una carta al director publicada el 25 de junio sobre la jornada partida o continua de nuestros hijos, deseo exponer otro punto de vista, yo también soy padre de Patxi Larrainzar, en dicha carta se indica que "llevamos semanas escuchando voces en contra de la jornada continua".

A mí me gustaría resaltar que hemos realizado todo un curso con jornada continua con la "excusa" de la pandemia.

Una vez terminado el curso, podemos tener distintas opiniones sobre la efectividad de imponer la jornada continua para luchar contra la expansión del covid-19, todos podemos tener nuestras ideas y esgrimir razonamientos a favor y en contra.

Mi sorpresa es cuando leo que el consejero de Educación anuncia que comenzaremos con la jornada continua con distintos escenarios y no justifica esta decisión con datos. No he leído ningún estudio donde se analice la distinta incidencia del virus en centros escolares con jornada continua con centros con jornada partida en las comunidades limítrofes. Quiero pensar que este estudio lo habrá realizado el Departamento de Educación. En la era de los datos en que vivimos creo que es competencia suya ver si las medidas adoptadas han sido correctas, y más cuando van a ser en parte prorrogadas. Quizás no habrá revelado resultados suficientemente significativos como para ser difundidos.

Sin embargo, se anuncia la continuidad de la jornada continua para el inicio del curso 21-22 con distintos posibles escenarios posteriores que no hacen más que sumar incertidumbre a las familias para poder organizarse, por no hablar de los comedores escolares y todos aquellos que realizan actividades extraescolares.

Respecto a que "la jornada continua nos ha ayudado a conciliar la vida escolar y laboral" no deja de ser una afirmación personal, es evidente que a algunos les ha venido bien y a otros mal, aunque me ha extrañado la afirmación de que el estar los chicos/as menos horas en el colegio, haya facilitado la conciliación. De hecho, Educación en el País Vasco rechazó poner la jornada continua básicamente por motivos de conciliación.

Como no he encontrado ningún estudio que avale la idoneidad de la jornada continua para luchar contra el covid-19, he comenzado a buscar estudios serios que relacionen el tipo de jornada con los resultados académicos de los estudiantes. El artículo "Jornada escolar partida y continua. ¿Existen evidencias que motiven el cambio en la gestión del tiempo escolar en España?" publicado en la Revista Compútense de Educación en 2017 volumen 28 nº3, nos deja básicamente dos titulares: el primero es que los progresos académicos esperados con la jornada continua son equiparables a los experimentados por comunidades que han permanecido en jornada escolar partida. Y el segundo es que los profesores prefieren la jornada escolar continua por motivos personales.

Curiosamente un alto porcentaje de los firmantes de la carta que me ha motivado a escribir mi parecer son profesores.

Resumiendo, y centrándonos en lo mejor para nuestros txikis en el colegio. Tal como apuntan los indicadores sobre el estado educativo español (2019), publicado por la Fundación Europea Sociedad y Educación y la Fundación Ramón Areces. Tenemos que existen pocos estudios científicos que avalen la idoneidad de un tipo de jornada u otro. Además, en los estudios existentes hay otros condicionantes, como por ejemplo el nivel socioeconómico de los alumnos que son más determinantes que el tipo de jornada del centro.

Me gustaría apuntar que en el colegio no solo se buscan resultados académicos, se busca educar también en valores, esta educación está en las aulas y fuera de ellas, en el patio, en el comedor y en las extraescolares del colegio. La jornada continua resta horas de convivencia en el centro.

Seamos sinceros. La consecuencia inmediata de la jornada continua ha sido incrementar el número de horas de pantalla para nuestros hijos. Y en función de las edades de los mismos, el Rubius y compañía son sus nuevos referentes. Es solo mi punto de vista "Bro".

El autor es padre del colegio Patxi Larrainzar