Es inútil tratar de argumentar con Vox. Sus mentiras, manipulaciones, provocaciones y señalamientos suscitan odio para hacer impracticable el diálogo. Vox carece de ética: utiliza a niños para hacer campaña, miente, es xenófobo, machista, negacionista, estigmatiza a razas, ideologías, tendencias sexuales, familiares, es decir, cosifica a seres humanos para provocar el rechazo de una parte de la sociedad a la otra y desearía excluir a más de media España por no encajar en su modelo.Con semejantes antecedentes, Vox no debería tener capacidad de condicionar leyes -como en Andalucía, Madrid y Murcia- que amplifiquen sus ideas retrógradas contra la convivencia. Antes de que sea tarde y aunque la derecha no quiera, deberíamos seguir el ejemplo alemán o francés para impedir su ascenso al poder: jamás pactan con la ultraderecha condenándola al ostracismo y, salvo que saque mayoría absoluta, la relegan a la oposición.La democracia tiene el deber de protegerse de quienes desean acabar con ella.