A causa de la pandemia del covid, mucha gente ha buscado en la montaña navarra un lugar de espacios libres en plena naturaleza. Ha sido bienvenida por los lugareños de pueblos y valles y por los montañeros, siempre y cuando se repete el entorno natural del último espacio de libertad que nos queda en la geografía foral. Hace unos días, en cartas al director de este periódico, Josu Astrain Unanua se hacía eco sobre la necesidad de una regulación de la escalada como una asignatura pendiente. Se trataba de la imparable presión humana que masifica los riscos de Etxauri.Han pasado cerca de setenta años cuando un puñado de jóvenes de la vieja Iruñea acudían a escalar y realizar las primeras vías de escalada en las peñas de Etxauri. Recuerdo cómo algunos íbamos en el autobús de La Pamplonesa, otros a dedo o en bicicleta, subiendo el puerto con las pesadas mochilas cargadas de cuerdas y material de escalada. Se realizaron los primeros cursillos básicos para los clubs, para las montañas de los Pirineos, donde hay siempre dificultades que superar. Fruto de las relaciones con el pueblo de Etxauri se llegaron a realizar partidos de fútbol entre los escaladores y los jóvenes del pueblo.Aquellos jóvenes escaladores fueron más tarde participantes de exitosas expediciones en las montañas más altas del planeta. A lo largo de los años las vías de escalada llegaron a cubrir todo el murallón rocoso que domina el puerto de Etxauri. Lo que motivó se llegara a un acuerdo de protección de las aves rupícolas con el Servicio de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra desde el Programa Life de la UE. En tiempos de reproducción se desequiparon las vías en zonas de la nidificación de las aves, con la señalización de avisos y un folleto muy didáctico que ayudó a llegar a un equilibrio aceptable en el escenario rocoso de Etxauri.Pasaron los años en Etxauri. Uno de los principales referentes de la escalada del Estado se había convertido en un circo a libre albedrío, con los aparcamientos llenos, invadiendo los coches en el interior del bosque del puerto. Y con todo esto, algunos cortando a mata rasa las encinas y matorral situado al pie de los peñascos para poder abrir nuevas vías. Además, a esta situación dañina en el espacio natural de Etxauri, surge la amenaza de construcción de un potente parque eólico en las laderas cimeras de la sierra, donde las rapaces encuentran su sustento.