'Nuestra fortaleza, las personas / Gure indarra, pertsonak'

En el estudio El movimiento cooperativo de las ikastolas: su revisión conceptual desde la perspectiva de las empresas sociales se concluye que éstas pueden ser consideradas como "Cooperativas de Economía Social" por cumplir los nueve criterios fijados por la Red EMES: ser iniciativas impulsadas por grupos de ciudadanos/as con la intención de cubrir sus necesidades sociales; que el alumnado, familias y profesionales desarrollen su actividad mediante la participación directa en la organización; basen el principio cooperativo de una persona, un voto y no en el poder societario en las aportaciones realizadas al capital; reinviertan los excedentes, si los hubiere, en la propia cooperativa, beneficiando a la sociedad en general y no sólo a sus socios/as; expliciten en su misión la función de servicio a la comunidad; su marcada orientación al mercado caracterizada por su constante oferta de nuevos servicios educativos innovadores y sociales; su elevado grado de autonomía frente a los poderes públicos u otras organizaciones a pesar de su dependencia económica; asumir significativos riesgos económicos, incluso en momentos de incertidumbre o crisis; elevado nivel de empleo profesional remunerado o la importante implicación de las familias a través del auzolan son algunos de ellos.

El cooperativismo se sustenta en el humanismo que trata de transformar la sociedad sobre la base de la dignidad de la persona, la integración comunitaria y su centralidad en la organización social, que utiliza la cooperación como sistema de organización democrática. Las ikastolas, primeras cooperativas de educación en Navarra, surgieron del pueblo y hoy continúan desarrollando su labor para el pueblo, fieles a este modelo creado por y para las personas, como agentes fundamentales de innovación social, implantando, entre otros muchos, programas pioneros para terminar con lacras como el acoso escolar. El diferencial competitivo de las cooperativas se encuentra en la capacidad de innovación y participación de las personas. El potencial humano y organizativo existente en la comunidad ofrece posibilidades de progreso, encontrando en la acción social solidaria las claves de su eficiencia.

La creación de las ikastolas como cooperativas de educación supuso la llegada de una corriente de aire fresco al sistema educativo bipolar del momento, ofreciendo un servicio público, alejado del empeño lucrativo, no elitista ni discriminatorio, con un funcionamiento interno democrático; gestionado por un grupo de personas que deciden unificar criterios y esfuerzos libremente para educar a sus hijos e hijas en los valores propios del cooperativismo. Sus objetivos son muy concretos: una sociedad mejor educada, un sistema educativo centrado en las personas y la recuperación del euskera como vehículo de comunicación social en un contexto multilingüe.

En los diferentes ámbitos en los que se desarrollan las cooperativas: salud, agricultura, producción, comercio minorista, finanzas, vivienda, trabajo, educación, servicios sociales... los más de mil millones de miembros cooperativos en todo el mundo siguen demostrando que nadie tiene por qué enfrentarse solo a una crisis como la pandemia actual impulsando los valores cooperativos de autoayuda y solidaridad y los valores éticos de responsabilidad social y sentimiento de comunidad, permitiendo reducir las desigualdades, crear prosperidad común y responder a los estragos que sigue causando la covid-19.

Para las ikastolas, la mejor manera de celebrar este Día de la Economía Social es renovando el compromiso con los principios y valores que este modelo representa.

El autor es director de la Federación Navarra de Ikastolas